La universidad se encuentra en plena crisis ideológica. Incluso en propuestas tan justas como estas, los factores conservadores y creyentes de las élites académicas y la desvalorización de la participación de todos y todas con igualdad de condiciones en los procesos electorales y de espacio de discusión; siguen arraigados dentro de las instituciones universitarias, las cuales predican supuestamente la democracia, la pluralidad, la autonomía y libertad de expresión, pero, en su accionar, siguen mostrando que no es lo mismo lo que se hace que lo que se habla.
Estudiantes de la UCAB, del movimiento 100% UNEXPO (Manuel Malave, Víctor Sequeira y Samuel Petit), señalaron que no podía darse el voto paritario porque siempre debe existir la proporcionalidad entre estudiantes y profesores (si hay un profesor en un aula de clases, el profesor tenía su voto y los 25 estudiantes eran un voto profesoral). Otros profesores de la UNEG y UCAB, señalaban que sí se daba está situación ahora sí seríamos "un país dentro del país". Palabras más o palabras menos, el fondo de los planteamientos señalados por todo este equipo político-universitario que pertenece a la Mesa de la Unidad es el mantenimiento de lo ya existente. Este discurso no se ajusta en ningún momento con la profundización de la libertad de expresión ni la democracia, tampoco puedo afirmar que estos compañeros andan predicando la prevalencia de la dictadura ideológica dentro de las universidades. Pareciera que simplemente existe una posición fija de estar en contra y en todo momento a la Ley de Universidades, desconociendo su contenido y manteniéndose, (entre gritos, hablas fuertes y posición malcriada retante hacia el gobierno) a los que apoyamos está ley.
Vale la pena destacar que dichas argumentaciones carecen de sentido y respaldo de argumentos científicos e históricos, por tanto me veo obligado a buscar estos basamentos para que aquellos que tenemos una visión progresista de la universidad (sea de la tendencia que sea) no nos dejemos engañar por tales aberraciones.
En primer lugar, la paridad del voto es igual a sentido común. El mundo ha pasado por diversas transformaciones en el marco de los modelos de participación, en donde hemos superado monarquías y sistemas democráticos clasistas, en donde podían votar o participar en ciertos espacios, sólo aquellos que tenían recursos económicos, conocimientos superiores o no eran discapacitados. Para aquellos tiempos se consideraba que "no todos eran capaces aportar al desarrollo del país".
Sin embargo el país ha superado tales concepciones. El dueño de una empresa tiene la misma participación que un vendedor de helados, así como también un discapacitado a un atleta deportivo en los procesos electorales del país. Se ha entendido a nivel mundial que la participación de todos y todas debe ser en igualdad de condiciones porque cada quién desde su experiencia de vida puede aportar a la construcción de la patria.
¿Seremos un país dentro de un país con la aprobación del voto paritario? La universidad es desde el punto de vista de la estructura estadal, un ente descentralizado (como las gobernaciones y alcaldías) en donde sus ciudadanos también participan en elecciones en igualdad de condiciones sin que esto signifique que dichos estados o municipios se convertirán en otro país.
La academia no es el mejor argumento para la defensa del voto desigual. Hablar de la no inclusión de los administrativos y obreros en la participación es seguir manteniendo las viejas ideas coloniales de esclavismo, donde los estudiantes y profesores somos los favorecidos por la adquisición del conocimiento y los administrativos y obreros son simples asalariados para servirnos. Los obreros y administrativos no sólo tienen los mismos derechos que los demás sectores, sino que en su condición de administrativos y obreros también tienen el derecho a que la universidad les capacite en las áreas en las cuales tengan aspiraciones, como parte de sus reivindicaciones laborales y formación para el desarrollo personal. La participación de los obreros y administrativos en los espacios de discusión y debate forma parte de la maduración de toda una universidad. ¿Como se piensa evolucionar académicamente sí se tiene como principio mantener a la planta trabajadora en el subdesarrollo? Además que inclusive existen estudiantes que cursan más de una carrera o administrativos que tienen grados académicos, pudieran tener perfil para disputar un cargo de gobierno en la universidad. Si la academia que tanto se defiende, esta en consonancia con la democracia, la misma debe incluir a los obreros y a los administrativos, cosa que puede hacer fácilmente, facilitándoseles planes de estudios.
Está demás decir que el profesor en condición de autoridad no vuelve a los salones de clases ni para dirigir unas palabras a los estudiantes que votaron por ellos. ¿Para que? De igual manera nuestro voto no vale lo suficiente como para ejercer nuestra voluntad. Un profesor en un puesto de autoridad termina (aún teniendo buenas intenciones) respondiendo a los intereses profesorales ya que los estudiantes, administrativos ni obreros representamos una amenaza, y mucho menos cuando se aprovecha las bondades de la autonomía para cometer actos de injusticia.
No más a la alienación y la dominación de los que se creen la "clase superior" dentro de las universidades. ¡No al Movimiento Estudiantil Burgués que en junta con profesores y rectores venden sus propios derechos para conseguir sus beneficios personales! ¡Si a la formacion de la clase obrera! ¡Sí a la democracia!
David Figueroa
Presidente FCU-UNEG
Twitter: @davidjfigueroas
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