La universidad venezolana sigue siendo
descontextualizada, anacrónica y controlada por intereses diferentes a los de
la nación. Nuestra universidad debe aportar conocimientos para el avance de una
sociedad sustentable, sin embargo, sigue atendiendo a los estudiantes basados
en una educación que premia la técnica (tecnocrática) y la cultura del
consumismo, es decir, que desvaloriza la ética y la moral, dejándola por debajo
de la mecánica del trabajo explotador (o en el mejor de los casos, egresa
individuos que explotaran a otros), una docencia que reproduce los
conocimientos técnicos para mantener el sistema, y un personal administrativo y
obrero limitado a cumplir su función. ¿Cómo podemos transformar nuestra
sociedad y transitar en el socialismo si la universidad sigue reproduciendo las
mismas condiciones del sistema capitalista?
Ejemplo de ello tenemos la UNEG. En el marco de las
exigencias por democratizar la universidad, la UNEG inicio la modificación del
reglamento de elecciones. Un tema neurálgico fue el voto universitario, debido
a que el voto profesoral vale 75% mientras que el de los estudiantes vale 25%,
independientemente de la cantidad de personas que vote. Actualmente, la UNEG en
su proceso de modificación del reglamento, aprobó una propuesta donde dejan al
sector profesoral con el 50% de los votos, los estudiantes con 30%, los
administrativos con 10%, los obreros con 5% y los egresados con 5%, dejando
claro que llevaran la propuesta a las bases de la comunidad universitaria para
hacer su aprobación definitiva.
Recordemos que las épocas donde solo podían votar
los dueños de latifundios, propiedades, etc., forman parte del pasado.
Venezuela hoy por hoy, sin ningún tipo de condición, todos votamos por nuestros gobernantes en condiciones de igualdad, por
tanto, es la universidad la que ahora debe aceptar la participación de todos
sus miembros en esas condiciones. ¿Está el Movimiento Estudiantil
Revolucionario, Consejos Estudiantiles, Centros de Estudiantes, Gremios y
cualquier figura vocera de las bases universitarias preparados para asumir la
lucha por una universidad verdaderamente democrática, participativa, de interés
nacional y comprometida con el pueblo? O ¿Seguirán manteniéndose dentro de la
mecánica impuesta que les provee pequeñas cuotas de poder?
Lo cierto es que en este momento, la revolución ha
abierto las puertas para la transformación de la universidad, falta que el
pueblo decida entrar en ellas.
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